El Castillo de Loarre, situado en la provincia de Huesca, es uno de los mejores ejemplos de arquitectura románica militar en Europa y constituye una de las fortalezas medievales mejor conservadas de España. Su construcción se inició a comienzos del siglo XI por orden del rey Sancho III el Mayor, aunque fue su sucesor, Sancho Ramírez, quien impulsó gran parte de las obras que hoy se contemplan.

Concebido como pieza clave en la línea defensiva cristiana frente a los territorios controlados por los musulmanes, el castillo combinaba su función militar con la religiosa, al contar con capillas y dependencias monacales. Presenta un recinto amurallado con varias torres, entre ellas la destacada Torre del Homenaje, y una iglesia de estilo románico dedicada a Santa María.

A lo largo de su historia, sirvió de punto estratégico en la consolidación del reino de Aragón, pero con la posterior desaparición de la amenaza fronteriza su importancia militar decayó. Aun así, su sólida construcción y su singular ubicación en lo alto de un promontorio permitieron que el conjunto llegase prácticamente intacto a nuestros días.

Reconocido Monumento Nacional desde principios del siglo XX, el Castillo de Loarre se ha convertido en un símbolo del patrimonio aragonés y en un destino imprescindible para quienes visitan la región, tanto por su imponente presencia histórica como por su extraordinario valor artístico y cultural.